jueves, 13 de noviembre de 2008

Como hace una década, a los pies de la luna

De camino al trabajo esta mañana tuve la oportunidad de conversar con unos amigos acerca de la situación que vive nuestro país con referencia a los apagones y como siempre, de toda cosa negativa un fruto positivo llego a mi mente.


Mucho se ha escuchado hablar de la perdida de valores y de la carencia del sentido moral que vive el mundo y la sociedad dominicana. Peor es el poco poder psicomotor de hoy en día mostramos para reclamar ante las problemáticas de nuestro entorno.


En la tertulia comentábamos el llamado que una organización hizo para que los dominicanos “bajáramos los brakers” de la energía eléctrica en protesta por los apagones, y analizamos para qué serviría ello, sin el suministro (luz). De ahí pasamos a recordar los tiempos cuando en las noches las aceras y galerías eran habitadas para disipar el calor que la falta de electricidad producía, algo cuasi-imposible de repetir en la actualidad por la inseguridad social.


Rememoramos la alternativa del dominó y de las cartas para los adultos, y del papaleche, el gavilán gato y el topao para los niños.


Que la nostalgia del recuerdo nos haga pensar en el refrán: “Al mal tiempo, buena cara”, pero que aprendamos a reclamar nuestros derechos, a dar gracias a la vida y a quien nos la dio, cada noche a los pies de la luna, como hace una década.

Foto: cielosynubes.blogspot.com

sábado, 1 de noviembre de 2008

NI UNA COSA, NI LA OTRA, SINO TODO LO CONTRARIO




Desde hace algunos días, vengo pensando en la pobremente triste suerte que ha gozado esta tierra, que si bien es cierto, es bendicida por nuestro Dios todo poderoso.




La reflexión inicio al ver el cómo las realidades y las necesidades se convierten en un justificaciones cuando los intereses particulares se ven afectado por los colectivos. Un país con choferes y dirigentes del transporte que parecen haber salido de escuelas de negocios y no de sindicatos, empresarios graduados summa cum laude en evación y politiqueros investidos de funcionarios que cada año engordan su ignorancia tanto como sus bolsillos.

Una historia cargada de pseudo heroes y que parece tararear "nada es como se ve", autoridades que más que se parte del problema, son la representación del mismo y la perdida de valores encarnando al comejen de la comedia, de la cual no debemos olvidar que los Yanquis han servido de alimento.